El bueno, la mala, lo feo.
Esta polémica tiene
rasgos histéricos; la neurótica y habitual reacción del Movilh, y la visceral y
hormonal forma de hablar tan propia de Van Rysselberghe.
Todo se inició con una entrevista
a la electa senadora UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, en donde comentó que “detrás del matrimonio homosexual lo que
está es la adopción de hijos. La totalidad o la gran mayoría de los
parlamentarios de la UDI están conscientes de que los derechos de los niños están
por sobre los derechos de la minoría. ¿Qué culpa tiene un niño de que lo adopte
una pareja homosexual? A pesar de que (el menor adoptado por gays) no pueda
sufrir ningún menoscabo en su calidad de vida, sí va a sufrir el peso de la
discriminación”.
El bueno: El Movilh. Siempre en la exacerbación constante de su rol
de víctima, dispara a diestra y siniestra contra quien tenga la osadía de
refutar su declaración de principios. “Homofóbica” o “cavernaria” son los más
sutiles y respetuosos calificativos para con Van Rysselberghe. Es una
estrategia bastante común que utiliza el Movilh: expone a los opositores del matrimonio homosexual al más duro linchamiento verbal y lapidación
moral a través de su llanto mediático. Una vergüenza el señor que maneja la
cuenta de Twitter de esta agrupación, de primera selección los RT’s agresivos y
groseros contra la disidencia.
La mala: Jacqueline Van Rysselberghe. No sé cómo esta señora fue
electa. Lo que se palpa en la población, es que cae mal. Pero su alta votación
da a entender todo lo contrario. Conservadora, UDI, con polémico pasado en
política, esta mujer habla fuerte. Y en Chile no es bien visto una mujer hable con
visceralidad. Su postura valórica es obsoleta y minoritaria en el escenario
político nacional. Personalmente,
difiero de su posición; ya sea unión civil o matrimonio propiamente tal,
individuos de igual sexo deben tener la posibilidad. Incluso, acceso a la
adopción.
Lo feo: ¡Tan sesgado que es este Movilh! ¿Acaso no es real que un
niño puede ser discriminado por su entorno, por el solo hecho de ser hijo de
padres gays? Este punto me parece bastante realista y razonable por parte de Jacqueline
Van Rysselberghe. Chile es un país conservador. Las miles de personas que
participan de las marchas gays no son representativas de los millones de
chilenos de este país. La “liberal” élite de Twitter tampoco es representativa
del pensamiento nacional. Chile está en pañales, no es tolerante, y menos
liberal. Es incipiente su apertura a la diversidad sexual, pero falta un largo
camino. Con la agresividad que emana desde las organizaciones igualitarias
hacia el sector conservador, dudo estos últimos demuestren flexibilidad e integración
con las minorías. El Movilh no comprende el ataque y la descalificación no son
armas de lucha. Con esta estratagema,
sus esfuerzos serán estériles. En vez de convertirse en una organización
tolerante, su actuar demuestra que ya no hay espacio para el “acepto tu
pensamiento, pero no lo comparto”. ¿Todos debemos pensar igual? ¿Esa es la
diversidad que buscan? Todos los “liberales” neuróticos y pendencieros que
cacarean contra los conservadores, son la prueba viviente de que esta no es una
sociedad liberal, es una sociedad con un concepto modernizado de lo políticamente
correcto: obliga a las personas a decir que piensan “A”, porque si dicen piensan
“B”, les espera una horca en alguna plaza pública.
1 comment:
Se te extraña, cada día, cada amanecer.
Ciudadano George
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