Tuesday, February 11, 2014

El bueno, la mala, lo feo. 

Esta polémica tiene rasgos histéricos; la neurótica y habitual reacción del Movilh, y la visceral y hormonal forma de hablar tan propia de Van Rysselberghe.


Todo se inició con una entrevista a la electa senadora UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, en donde comentó  que “detrás del matrimonio homosexual lo que está es la adopción de hijos. La totalidad o la gran mayoría de los parlamentarios de la UDI están conscientes de que los derechos de los niños están por sobre los derechos de la minoría. ¿Qué culpa tiene un niño de que lo adopte una pareja homosexual? A pesar de que (el menor adoptado por gays) no pueda sufrir ningún menoscabo en su calidad de vida, sí va a sufrir el peso de la discriminación”.

El bueno: El Movilh. Siempre en la exacerbación constante de su rol de víctima, dispara a diestra y siniestra contra quien tenga la osadía de refutar su declaración de principios. “Homofóbica” o “cavernaria” son los más sutiles y respetuosos calificativos para con Van Rysselberghe. Es una estrategia bastante común que utiliza el Movilh: expone a los opositores del matrimonio  homosexual al más duro linchamiento verbal y lapidación moral a través de su llanto mediático. Una vergüenza el señor que maneja la cuenta de Twitter de esta agrupación, de primera selección los RT’s agresivos y groseros  contra la disidencia.

La mala: Jacqueline Van Rysselberghe. No sé cómo esta señora fue electa. Lo que se palpa en la población, es que cae mal. Pero su alta votación da a entender todo lo contrario. Conservadora, UDI, con polémico pasado en política, esta mujer habla fuerte. Y en Chile no es bien visto una mujer hable con visceralidad. Su postura valórica es obsoleta y minoritaria en el escenario político nacional.  Personalmente, difiero de su posición; ya sea unión civil o matrimonio propiamente tal, individuos de igual sexo deben tener la posibilidad. Incluso, acceso a la adopción.


Lo feo: ¡Tan sesgado que es este Movilh! ¿Acaso no es real que un niño puede ser discriminado por su entorno, por el solo hecho de ser hijo de padres gays? Este punto me parece bastante realista y razonable por parte de Jacqueline Van Rysselberghe. Chile es un país conservador. Las miles de personas que participan de las marchas gays no son representativas de los millones de chilenos de este país. La “liberal” élite de Twitter tampoco es representativa del pensamiento nacional. Chile está en pañales, no es tolerante, y menos liberal. Es incipiente su apertura a la diversidad sexual, pero falta un largo camino. Con la agresividad que emana desde las organizaciones igualitarias hacia el sector conservador, dudo estos últimos demuestren flexibilidad e integración con las minorías. El Movilh no comprende el ataque y la descalificación no son armas de lucha. Con esta  estratagema, sus esfuerzos serán estériles. En vez de convertirse en una organización tolerante, su actuar demuestra que ya no hay espacio para el “acepto tu pensamiento, pero no lo comparto”. ¿Todos debemos pensar igual? ¿Esa es la diversidad que buscan? Todos los “liberales” neuróticos y pendencieros que cacarean contra los conservadores, son la prueba viviente de que esta no es una sociedad liberal, es una sociedad con un concepto modernizado de lo políticamente correcto: obliga a las personas a decir que piensan “A”, porque si dicen piensan “B”, les espera una horca en alguna plaza pública.

1 comment:

Jorge García said...

Se te extraña, cada día, cada amanecer.

Ciudadano George