Gran escritora no soy, pero mientras aseaba mi pieza, las dos neuronas que me quedan comenzaron a hacer sinapsis, y me dije, ¿por qué no llevar a las letras este momento cúlmine (por desgracia, irrepetible)?
Si pues, si cuántas cosas uno hace o no hace porque la sociedad lo dicta? Este análisis comenzó ayer cuando vi a un hombre guapo guapo guapo. Y me dije -¿por qué una no puede tener varios pololos al unísono? De haber nacido hombre, podría tener cuantas mujeres yo quisiera sin temor a críticas. Pero así es… En Chile (Latinoamérica en general) se premia la masculina capacidad poligámica, que verdadera e intrínsecamente lo que pretende es homenajear las virtudes amatorias del macho en cuestión. La habilidad de mantener satisfecha a tanta hembra. Y se aplaude, se aplaude lo que es una soberana huevada. Yo propongo varios novios para todas sin que nadie nos diga “Kenita”.
Sociedad formadora de madres. iOh, Dios, nos obligan a ser mamás!!!. Nos regalan muñecas cuando niñas, con el mensaje implícito de “deben ser madres”. Porque en Chile decir “no quiero hijos” es aberrante, inhumano, insensible. No entiendo ese afán de obsequiar güagüas a pequeñas de 7 años, para de a poco hacer surgir ese “instinto materno” que supuestamente toda mujer lleva dentro. Es un atentado a la infancia moldear a las mujeres según patrones de no sé quién. No querer ser madre nunca jamás en la vida es un derecho. No nacimos solo para procrear… por eso el mundo está como está.
Que cuántos años tengo? Que me debo casar? Que debo armar una familia? Que mi falda es muy corta? Que el pelo largo es solo para mujeres jóvenes? No puedo comer chicle con la boca abierta? Debo escribir cosas inteligentes en Twitter? Esto me agota!